La ignifugación del hormigón es un proceso clave en la construcción moderna, especialmente en edificaciones que deben cumplir estrictas normativas de seguridad contra incendios. Aunque el hormigón es naturalmente resistente al fuego, su comportamiento puede mejorarse significativamente mediante tratamientos específicos. En este artículo te explicamos en qué consiste la ignifugación del hormigón, los métodos más comunes y por qué es tan importante para la seguridad estructural.
La ignifugación es el conjunto de técnicas y productos aplicados a los materiales de construcción para aumentar su resistencia al fuego. En el caso del hormigón, aunque es incombustible, puede sufrir pérdida de resistencia mecánica ante exposiciones prolongadas a altas temperaturas.
El objetivo de la ignifugación es retrasar el colapso estructural durante un incendio, protegiendo tanto a las personas como a la integridad de la edificación.
Aunque el hormigón no arde, sus componentes internos (como el acero de refuerzo) pueden verse afectados gravemente por el calor. A partir de los 300 °C, el acero comienza a perder resistencia, y a 600 °C puede haber una reducción de más del 50% de su capacidad estructural. Además, el agua interna del hormigón puede evaporarse rápidamente, generando expansiones internas que causan fisuras o desprendimientos.
Por lo tanto, la ignifugación es esencial para:
• Cumplir con normativas de protección contra incendios (como el CTE en España o el NFPA en EE.UU.).
• Aumentar el tiempo de evacuación en caso de incendio.
• Proteger las estructuras críticas como túneles, parkings, hospitales o rascacielos.
• Reducir costes de reparación y reconstrucción tras un incendio.
Existen diversos métodos para mejorar el comportamiento del hormigón frente al fuego. Las empresas de Ignifugaciones en Barcelona, son especialistas en su aplicación. Los más comunes son:
Son revestimientos proyectados sobre el hormigón que actúan como barrera térmica. Están compuestos por materiales como vermiculita, perlita o lana mineral.
Ventajas:
• Fácil aplicación.
• Alta eficacia.
• Adaptable a diferentes superficies.
Estas pinturas reaccionan al calor formando una espuma aislante que protege el material. Se aplican como recubrimiento superficial.
Ventajas:
• Acabado estético.
• Buena adherencia.
• Ideal para interiores.
Se colocan directamente sobre los elementos de hormigón, especialmente en techos o paredes.
Ventajas:
• Instalación rápida.
• Buena protección mecánica y térmica.
Algunos aditivos mejoran la resistencia al fuego del hormigón desde su fabricación. Este método es preventivo y suele usarse en obras críticas.
Ventajas:
• Protección desde el núcleo.
• Sin necesidad de tratamientos posteriores.
La ignifugación del hormigón forma parte de lo que se denomina protección pasiva contra incendios, regulada por normativas locales e internacionales. En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece exigencias específicas según el uso del edificio y la resistencia mínima requerida (REI 60, REI 120, etc.).
En proyectos internacionales, es común referirse a normas como:
• NFPA (National Fire Protection Association)
• EN 13501-2 para clasificación de resistencia al fuego.
• Eurocódigos estructurales (Eurocode 2, parte 1-2 para hormigón).
La ignifugación del hormigón no solo aumenta la seguridad en caso de incendio, sino que también asegura el cumplimiento legal y alarga la vida útil de las estructuras. Elegir el método adecuado depende del tipo de proyecto, el presupuesto disponible y el nivel de riesgo.
Si estás planificando una obra o reforma, consulta con expertos en protección pasiva para evaluar las mejores opciones de ignifugación para tu caso concreto.