La ignifugación de estructuras de madera es una técnica esencial dentro de la protección pasiva contra incendios, cuyo propósito es reducir la inflamabilidad y la propagación del fuego en elementos constructivos fabricados con este material.
La madera, aunque es un recurso natural, sostenible y estéticamente valorado en la arquitectura moderna, presenta una alta vulnerabilidad ante el fuego.
Por ello, su tratamiento ignífugo es imprescindible tanto en edificaciones nuevas como en proyectos de rehabilitación o conservación de patrimonio histórico.
La madera comienza a carbonizarse a partir de los 250-300 °C, lo que compromete su estabilidad estructural y acelera la propagación de las llamas. A diferencia del acero o el hormigón, la madera es combustible y, sin protección, puede favorecer el avance del incendio.
Mediante la ignifugación, se consigue aumentar el tiempo de resistencia al fuego, retardar la combustión y evitar que las llamas se extiendan con rapidez. Este proceso no solo mejora la seguridad del inmueble y de sus ocupantes, sino que además ayuda a cumplir con la normativa de protección contra incendios vigente.
Existen diferentes métodos de protección ignífuga que se aplican según la tipología de la estructura, el grado de exposición al fuego y la ubicación del elemento de madera (interior o exterior):
Son recubrimientos transparentes o pigmentados que, al contacto con el calor, forman una capa intumescente o carbonosa que actúa como barrera térmica. Además de ser decorativos, preservan la estética natural de la madera y son muy usados en vigas vistas, techos o revestimientos interiores.
Se aplican mediante brocha, pulverización o inmersión, penetrando en la fibra de la madera. Estas soluciones modifican su comportamiento frente al fuego desde el interior, ofreciendo una protección más profunda. Son ideales para estructuras antiguas o elementos no recubiertos.
En proyectos de gran exigencia, se pueden incorporar placas resistentes al fuego (como las de yeso laminado o silicato cálcico) sobre la estructura de madera, proporcionando una resistencia adicional sin alterar la forma constructiva.
Combinan tratamientos superficiales con barreras físicas o químicas, asegurando una protección integral en estructuras de alto riesgo o en entornos públicos, como auditorios, hoteles o locales comerciales.
La aplicación de sistemas ignífugos en madera ofrece numerosas ventajas:
• Mayor resistencia al fuego, prolongando el tiempo de estabilidad estructural en caso de incendio.
• Cumplimiento con las normativas del Código Técnico de la Edificación (CTE) y reglamentos europeos.
• Preservación estética, gracias a recubrimientos transparentes que no alteran el aspecto natural de la madera.
• Aumento de la seguridad para los ocupantes y los bienes materiales.
• Protección del patrimonio histórico, permitiendo conservar estructuras originales con tratamientos reversibles y no invasivos.
• Durabilidad y bajo mantenimiento, especialmente cuando se utilizan productos certificados y aplicados por profesionales.
La ignifugación debe ser ejecutada por técnicos especializados en Ignifugaciones en Barcelona, siguiendo un protocolo de actuación preciso. El proceso incluye varias etapas:
• Evaluación inicial de la estructura: se determina el tipo de madera, su estado de conservación y el grado de exposición al fuego.
• Limpieza y preparación de la superficie, eliminando polvo, barnices antiguos o contaminantes que impidan la correcta adherencia del producto.
• Aplicación del tratamiento ignífugo, mediante brocha, pulverización, inmersión o proyección, según el método seleccionado.
• Control de espesores y ensayos de adherencia, para garantizar que se alcance la resistencia al fuego deseada (por ejemplo, clasificación B-s1, d0 según la norma UNE EN 13501).
• Certificación y mantenimiento periódico, asegurando que la protección se mantenga efectiva con el paso del tiempo.
Mantenimiento y durabilidad del tratamiento ignífugo
La efectividad de la ignifugación depende del tipo de producto aplicado, las condiciones ambientales y el mantenimiento regular. En exteriores, donde la madera está expuesta a la humedad o radiación solar, es recomendable realizar revisiones periódicas y reaplicar el tratamiento cada cierto tiempo para asegurar su eficacia. En interiores, los productos ignífugos de alta calidad pueden mantener su rendimiento durante más de 10 años, siempre que no se altere la superficie tratada.
Una protección indispensable para la seguridad estructural
La ignifugación de estructuras de madera es una inversión esencial en seguridad, durabilidad y sostenibilidad. Este tipo de tratamiento no solo mejora el comportamiento de la madera frente al fuego, sino que también contribuye a conservar el patrimonio arquitectónico y a cumplir con las normativas más estrictas en materia de seguridad. Contar con un servicio profesional de ignifugación garantiza una protección eficaz, estética y certificada, adaptada a las necesidades específicas de cada proyecto.

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